9 de marzo de 2011

La vida sin guerra, la guerra sin vida


Las revueltas encadenadas de una punta a otra del mundo islámico, desde hace ya casi dos meses, se han visto reflejadas profusamente en todos los medios de comunicación, como no podía ser de otra forma. En algunos casos, como El País, han originado una sección específica denominada "Ola de cambio en el mundo árabe", dentro de la que se encuentra "El año de las revueltas 2011", que intenta analizar el desarrollo de los acontecimientos desde diversos puntos de vista.
© Tecnomedias. Pintada en la Plaza de España (Madrid)
En las calles de Madrid han aparecido diferentes mensajes relacionados con estos sucesos, que, de hecho, han volcado a la vista de todos el apoyo, por ejemplo, a las manifestaciones masivas en Egipto ("print" recogido en la Plaza de España de la capital que reza "Hoy todos somos egipcios"). Pero ese "hoy" y esa buena intención me han hecho reflexionar sobre lo mucho que podemos imaginar sobre sus experiencias y lo poco que sabemos en verdad. Las declaraciones de turistas españoles atrapados en El Cairo sonaban a anécdotas que sumar a la narración de sus vacaciones soñadas. 

© Tecnomedias. Cartel en la estación de Príncipe Pío de Madrid
Ese sentimiento se ha corroborado una semana después cuando encontré, en el acceso a la estación madrileña de Príncipe Pío, este cartel pegado reclamando una "Libia, libre!", pero al que alguien, más cercano a la realidad de aquí que a las bárbaras masacres de allí, había pegado un cartelito en el que "se alquila habitación para una persona...", seguramente, para aprovechar el tirón del mensaje superior.

Esa es nuestra paradoja ahora, la de disfrutar de una vida sin guerra desde hace más de setenta años, la de la solidaridad con los países que están sufriendo cambios dramáticos ya sea por buscar un régimen político más justo, por empezar a reclamar lo que es suyo o para reorganizar los intereses subterráneos de muchos por su petróleo mientras nuestra crisis sigue, nuestro paro cada vez mancha a más gente, y la compra cada vez encoge mas rápido nuestros billetes. Desde el calor de nuestros hogares los desastres de los demás se quedan en distantes titulares destacados.... Al fin, ¿todos somos egipcios?. 

4 comentarios:

  1. Yo creo que nunca podemos saber lo que en realidad está pasando porque la información que llega es poca (bendito internet sino fuera por el no sabriamos nada). Al final y siendo egoístas no se que repercusiones puede tener para el mundo occidental..

    ResponderEliminar
  2. Es verdad. A veces parece que el mundo que nos rodea se derrumba frente a nosotros y no nos damos cuenta, porque aún conociendo, lo ignoramos.

    ResponderEliminar
  3. Aún a riesgo de sonar un poco "frívola", por fijarme en el continente, además de en el contenido, yo quisiera destacar lo mucho que me sorprende que un periodico de tirada nacional, y al que considero "serio", incluya dentro de su "especial" sobre "cambio en el mundo árabe" a Irán... Que en el lenguaje de la calle se asocie "árabe" a "musulmán", ya me parece mal, pero que también se haga desde un medio de comunicación me resulta casi hasta vergonzoso. Por favor, los iraníes NO son árabes, ni lo han sido nunca; son persas (y a día de hoy, mayoritariamente, de religión musulmana); hablemos con un poquito de propiedad....

    ResponderEliminar
  4. Amiga "frívola": tienes razón en lo que dices. Por desgracia, más de una vez los medios terminan aglutinando términos y confundiendo "churras con merinas" para ahorrar espacio. La cuestión es que en muchos casos se acaba trasladando esa tergiversación a la calle, o, al contrario, se hacen eco de perversiones lingüísticas de la calle sin profundizar antes de publicarlas.

    ResponderEliminar

!Gracias por opinar!